
Mientras Reno estaba en retirada, a unos seis kilómetros, Custer atacaba en el otro extremo del poblado. Igual que Reno, se enfrentaba a una masa de guerreros sioux y cheyenne, esta vez hunkpapas al mando de Gall, Oglalas y otros, al mando de Caballo Loco, y cheyenne, al mando de Hombre Blanco Domado: repelieron su carga. Al cabo de unos minutos, la Compañía L dirigida por James Calhoun quedó destrozada cuando Crow King y sus guerreros estamparon a sus caballos. Las otras cuatro compañías, C, E, F e I, que quedaron sin caballos, lograron mantenerse.No obstante, antes de las cinco, Custer y todo su ejército quedaron completamente rodeados y en menos de una hora estaban muertos. En la mañana del 27 de junio se descubrió el «Campo de batalla de Custer», que según el informe del capitán Edward S. Godfrey formaba una terrible y fantasmagórica escena. La profecía de Toro Sentado se había cumplido, la batalla de Little BigHorn no se olvidaría fácilmente.
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