

A las doce y cinco del domingo 25 de junio, Custer dividió su ejército en cuatro columnas y se dispuso para el ataque. El mayor Marcus Reno, con 131 hombres debía seguir los movimientos de Custer; el capitán Benteen con 113 hombres en el Sudoeste y Custer con cinco compañías (en total 215 hombres) siguieron una línea de colinas que conducía hasta el confín del poblado indio.George Armstrong Custer posa con sus oficiales en el campamento desde el que entablaron el ataque de Washita. Beinecke Rare Book and Manuscript Library, Yale UniveristyEn la batalla de Washita, en noviembre de 1868, Custer había dividido su ejército de forma similar y había atacado el poblado simultáneamente por distintos frentes, consiguiendo la máxima confusión. A las tres y cuarto Reno atacó la parte sur del gran campamento sioux cheyenne, del Hunkpapa Toro Sentado.“...Bajo una elevada nube de polvo, vieron el centello de los cañones de nuestras armas, vieron como ondeaban nuestros estandartes, las camisas azules de nuestros soldados... El plomo silbó por encima y azotó los mástiles de los tipis. Los soldados llegaban a galope directamente al campamento Hunkpapa. Allí todo era confusión. Los ancianos gritaban sus consejos... las mujeres y los niños huyeron de los soldados de infantería y caballería...cogían a sus bebés y llamaban a sus hijos mayores... Los hunkpapa se quedaron en su campamento valientemente... Constantemente llegaban refuerzos y el ruido de los disparos cada vez era más fuerte...”Algunas semanas antes, durante la ceremonia de la danza del Sol en Rosebud Creek, Toro Sentado había tenido una visión terrible; predecía un gran triunfo de los sioux y la muerte de muchos soldados en el campo de batalla. Animados por la promesa de esta imagen, los hunkpapa se quedaron en su campamento. «En lugar de huir, se multiplicaron hasta que formaron un gran frente para defender su poblado.»
No hay comentarios:
Publicar un comentario